Su carro puede estar en riesgo y usted no lo sabe: este fluido vence cada 2 años: En Colombia circulan más de 20 millones de vehículos registrados en el RUNT, entre motocicletas y automóviles particulares.

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Más allá del combustible: la importancia de los fluidos

Sin embargo, millones de conductores desconocen la importancia de revisar y cambiar con frecuencia dos fluidos vitales: el aceite del motor y el líquido de frenos. Ambos cumplen un papel determinante en el rendimiento del vehículo, la seguridad en carretera y, en última instancia, en la protección de la vida.

Un carro no solo implica la inversión de compra, sino también gastos recurrentes como impuestos, combustible y mantenimiento. Dentro de este último punto, los lubricantes y fluidos son elementos que no se pueden pasar por alto, pues su descuido puede traducirse en reparaciones costosas y en riesgos innecesarios para la seguridad vial.


Aceite de motor: el escudo del corazón mecánico

El aceite de motor actúa como un verdadero escudo protector: lubrica las piezas móviles, reduce la fricción, disipa el calor y mantiene el motor limpio. Cuando circula con un nivel bajo o degradado, el desgaste se acelera, la temperatura interna aumenta y los daños pueden ser graves y costosos de reparar.

Aunque muchos vehículos modernos cuentan con sensores electrónicos que advierten sobre niveles bajos, los especialistas recomiendan no confiarse únicamente en estos sistemas y complementar con una revisión manual periódica.

¿Cómo hacerlo de forma correcta?

  1. Estacione el vehículo en una superficie nivelada y apague el motor. Espere al menos 10 minutos para que el aceite regrese al cárter.
  2. Abra el capó, retire la varilla de medición y límpiela con un paño.
  3. Vuelva a insertarla y retírela para verificar el nivel: lo ideal es que se acerque a la marca superior. Si está bajo, agregue aceite con la viscosidad y especificación recomendadas por el fabricante.

Este simple hábito garantiza que el motor funcione con la protección adecuada y evita reparaciones que pueden alcanzar cifras millonarias.


Líquido de frenos: el guardián invisible de la seguridad

Si el aceite cuida al motor, el líquido de frenos protege algo aún más valioso: la vida. Cada vez que se pisa el pedal, este fluido transmite la presión necesaria para que el vehículo se detenga de manera segura. Sin embargo, con el tiempo absorbe humedad, pierde resistencia y compromete la eficacia del frenado.

Lo que pocos conductores saben es que este líquido tiene fecha de vencimiento: después de dos años en promedio, su efectividad disminuye, aumentando el riesgo de una frenada deficiente justo en el momento en que más se necesita.

Recomendaciones básicas para su cuidado:

  • Revise el nivel con frecuencia: el depósito se encuentra bajo el capó. El líquido debe estar entre las marcas de mínimo y máximo. Si baja de manera repentina, podría indicar una fuga en el sistema.
  • No espere a que falle: cámbielo cada dos años o según lo indique el fabricante, incluso si el carro no se usa con frecuencia. La humedad penetra el sistema aunque el vehículo permanezca detenido.
  • Confíe en expertos: reemplazarlo requiere purgar el aire y trabajar con altas presiones. En talleres especializados el proceso toma menos de una hora y puede devolver hasta un 30 % de eficiencia en la respuesta de frenado.

Además, es vital recordar que el líquido usado no debe desecharse en la basura ni en desagües, ya que contiene compuestos contaminantes. Lo correcto es llevarlo a un centro de servicio autorizado para un manejo ambientalmente responsable.


La prevención: clave para alargar la vida útil del vehículo

Revisar y cambiar estos dos fluidos puede parecer un detalle menor frente a otros gastos de mantenimiento, pero su impacto es enorme. El aceite del motor evita daños que pueden significar la sustitución completa de piezas vitales, mientras que el líquido de frenos asegura la respuesta inmediata de un sistema que puede marcar la diferencia entre un accidente y un trayecto seguro.

En la práctica, atender estas recomendaciones no solo prolonga la vida útil del vehículo, sino que también reduce costos a largo plazo y ofrece tranquilidad en cada viaje. La seguridad comienza con acciones preventivas tan simples como abrir el capó, mirar un nivel y no dejar vencer un fluido que, aunque invisible, puede salvar vidas.

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