Audi y Harold Rubio: cuando el progreso se convierte en arte, La relación entre el mundo automotriz y el arte ha existido desde siempre, pero pocas veces se materializa de manera tan tangible como en la reciente colaboración entre Audi y el artista bogotano Harold Rubio.

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Una alianza que une diseño, deportividad y creatividad

Bajo la sombrilla de “The Art of Progress”, la marca alemana encontró en la plastilina un lenguaje artístico para reinterpretar uno de sus modelos más innovadores: el Audi Q6 e-tron.

La obra hace parte de la colección “El paraíso está en otra parte”, una exposición que reúne más de cinco mil variaciones de colores y texturas creadas con plastilina, el material insignia de Rubio.

El progreso como inspiración artística

Audi ha demostrado en múltiples ocasiones su afinidad con el diseño y la sofisticación, valores que comparte con el mundo del arte. Con esta colaboración, la marca refuerza la idea de que el progreso no solo es tecnológico, sino también estético y cultural.

“En Audi creemos que el progreso también es artístico. Nuestra decisión de apoyar a un artista como Harold Rubio responde a dos de nuestros pilares más importantes: la sofisticación y el diseño”, explicó Margarita Quintana, gerente de Audi en Colombia. La ejecutiva también resaltó que esta iniciativa se suma a la campaña global “Strive for Clarity”, donde el arte y el propósito dialogan con la nueva filosofía de diseño de la marca.

Un vínculo forjado desde la infancia

El trabajo de Harold Rubio con Audi no es casualidad. Desde niño, el artista bogotano encontró inspiración en los automóviles gracias al oficio de su padre en la restauración de vehículos. Ese contacto cercano lo llevó a convertir a los autos en un motivo recurrente dentro de su obra plástica, que hoy alcanza una nueva dimensión con el respaldo de una marca que encarna innovación y deportividad.

En esta colaboración, Rubio logra trasladar al terreno artístico los valores que definen a Audi: precisión, emoción y sofisticación. Su Audi Q6 e-tron en plastilina no es solo una réplica, sino una reinterpretación cargada de textura, color y narrativa.

Un espacio donde convergen arte y experiencia

La exposición tiene lugar en el restaurante Casa República, un espacio que fusiona gastronomía y arte en un ambiente exclusivo. Allí, los visitantes pueden recorrer la muestra mientras disfrutan de un entorno vanguardista que convierte la visita en una experiencia multisensorial.

Rubio ha descrito su trabajo como la transformación de lo cotidiano en algo eterno. En esta oportunidad, plantea el progreso como un equilibrio entre belleza y funcionalidad, emoción y precisión, demostrando que la innovación también puede ser entendida desde la sensibilidad artística.

Plastilina como lenguaje creativo

Uno de los aspectos más llamativos de la propuesta de Harold Rubio es su elección de la plastilina como material principal. Aunque pueda parecer simple, este recurso se convierte en un vehículo poderoso para transmitir ideas de permanencia y versatilidad.

Desde 2009, Rubio ha explorado todas las posibilidades de este medio, logrando más de cinco mil variaciones cromáticas y texturales que componen su obra. La elección no es fortuita: en su proceso creativo, la plastilina simboliza tanto la maleabilidad del arte como la capacidad de transformación, valores que se conectan con la filosofía de progreso de Audi.

Una visión compartida

La alianza entre Audi y Harold Rubio es más que un ejercicio artístico. Es la confirmación de que las marcas pueden dialogar con el arte desde la autenticidad y generar propuestas que trasciendan lo comercial. En este caso, el vehículo eléctrico Q6 e-tron se convierte en un lienzo que expresa el futuro de la movilidad, reinterpretado con un lenguaje que conecta tradición, emoción y modernidad.

Progreso más allá de la movilidad

Con esta colaboración, Audi reafirma que su concepto de progreso va más allá de la ingeniería automotriz. Es también un compromiso con el diseño, la cultura y la creatividad. Al integrar el arte en su narrativa, la marca de los cuatro aros demuestra que la innovación puede sentirse tanto en un motor eléctrico como en una escultura de plastilina.

La exposición de Harold Rubio invita a reflexionar sobre cómo los objetos que nos rodean pueden transformarse en símbolos culturales. En este caso, un vehículo eléctrico se convierte en un manifiesto artístico que celebra la deportividad, la sofisticación y la búsqueda constante de claridad y belleza.

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